6 de mayo de 2020
La primera institución en reaccionar fue el Banco Central Europeo, que tomó varias medidas para calmar los mercados financieros y ofrecer facilidades a los estados (¡y a los bancos!). Por otra parte, su acción se enmarca en los tratados y en el equilibrio político de poder entre los Estados miembros, por lo que no irá tan lejos como sus hermanas estadounidenses y británicas para financiar los déficits de los Estados miembros.
Aquí algunos detalles sobre las medidas más importantes y las preguntas que plantean.
Ayuda estatal: ¿para quién y en qué condiciones?
Al igual que en 2008, los Estados europeos tienen más margen de maniobra para apoyar financieramente a sus empresas. La Comisión ha contabilizado casi 2.5 billones de euros de ayuda estatal a empresas y sectores en dificultades. Pero hay diferencias significativas entre los países, particularmente según su capacidad presupuestaria (Alemania representa la mitad de esta cantidad). La UE comprueba los planes de apoyo nacionales según las normas del nuevo "marco temporal".
La ayuda estatal es una cuestión importante a nivel nacional; para los gobiernos, significa la posibilidad de entrar en el capital de una empresa determinada, definir sus prioridades o, al menos, exigir condiciones sociales y ambientales a las empresas que reciben la ayuda. Es una cuestión que concierne a todas las empresas: desde las más pequeñas hasta las más grandes multinacionales, pasando por las empresas públicas o semipúblicas.
Equilibrar el presupuesto
Las instituciones europeas han activado una cláusula de salvaguardia en los Tratados que permite a los Estados miembros desviarse de los objetivos de reducir sus déficits presupuestarios y su deuda pública. Así pues, la Comisión toma nota de los grandes déficits que los Estados miembros tendrán que soportar como resultado de la crisis de Covid-19.
La vuelta a la "normalidad" será objeto de difíciles negociaciones entre los principales Estados y las instituciones europeas, ya que la Unión no prevé modificar estas normas a largo plazo.
El Consejo Europeo también aprobó un mecanismo de apoyo a los estados miembros con tres instrumentos principales:
La activación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE), que podrá prestar a los Estados hasta el 2% de su PIB en condiciones más favorables que el mercado para los gastos relacionados con la crisis del coronavirus (240.000 millones de euros).
Apoyo europeo a los planes nacionales de desempleo económico (SURE - 100.000 millones de euros)
Y préstamos/garantías del Banco Europeo de Inversiones (200.000 millones de euros)
Estos instrumentos no se activan de forma incondicional. Además de estos importantes instrumentos, la Unión ha propuesto otras medidas económicas.
Por último, la Comisión ha adoptado un "paquete bancario" que flexibiliza la normativa en este ámbito.
¿Y en el futuro?
El 27 de marzo, la Comisión Europea presentó una propuesta de plan de recuperación vinculado al presupuesto plurianual para 2021-2027. Este plan recoge los principales elementos de la propuesta franco-alemana, en particular la posibilidad de que la Unión Europea pida prestado en los mercados financieros, lo que conduce de hecho a una cierta mutualizacion de la deuda.
La mayor parte de los 750.000 millones de euros anunciados (540 millones, de los cuales 310 millones en "subvenciones" y 250 millones en préstamos) se distribuirán en el marco del Semestre europeo, lo que permitirá a la Unión supervisar las inversiones nacionales "verdes" y "digitales".
Las discusiones entre los estados miembros tendrán lugar en las próximas semanas, con el objetivo de implementar el plan para el 1 de enero de 2021. Un poco tarde para lxs que ahora están sufriendo las consecuencias de la pandemia...
La propuesta de llevar a cabo una transformación ecológica de la UE a través del Pacto Verde parece ser vista como el "nuevo pacto social"; sería el camino hacia el crecimiento y la recuperación de la prosperidad. En la práctica, todavía no está claro qué es lo que esta palabra comodín englobará realmente. Pero lo que es seguro es que los lobbies ya están activos (enlace en ingles)...
La Comisión Europea anunció una Cumbre Social sobre el trabajo en plataformas en el tercer semestre de este año y publicó un estudio sobre las condiciones de trabajo de los trabajadores de las plataformas (en ingles) a mediados de marzo. Paralelamente, el Parlamento Europeo ha comenzado a redactar un informe de propia iniciativa (no vinculante, en el que se expone la posición del PE sobre una cuestión determinada)) sobre el tema. El objetivo de este proceso es conducir rápidamente a un texto potencialmente legislativo, presentado por la Comisión, que presente un piso social mínimo para los trabajadores de las plataformas. Para continuar...
Por otra parte, la crisis del coronavirus no parece haber cambiado el marco de la política comercial de la UE. La Comisión prosigue las negociaciones de acuerdos comerciales con México, Nueva Zelandia y el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay) en particular. En este ámbito, es business as usual, como si no se hubieran producido las rupturas en las cadenas de producción, en particular para las necesidades básicas (máscaras, ventiladores).
Conclusiones provisionales
La UE está saliendo debilitada de tres meses de crisis. Su falta de apoyo a los países miembros en dificultades, en particular Italia y España, ha dañado aún más la imagen de la Unión entre los pueblos de Europa.
A pesar de la comunicación sobre la magnitud de los recursos puestos a disposición (3.400.000 millones de euros), cabe señalar que se trata principalmente de 1) recursos nacionales que se han movilizado 2) apoyo en forma de préstamos (a devolver) 3) recursos basados en fondos existentes (MES, BEI) o préstamos bancarios.
Para los países que querían una mayor puesta en común de los recursos nacionales (a través de los eurobonos en particular), esto es otra derrota. La ortodoxia y el enfoque de "sálvese quien pueda" siguen siendo el principal impulso de la política europea, lo que acentúa aún más las disparidades económicas dentro del bloque. Pero es probable que la cuestión de las transferencias de recursos vuelva a estar en vigor durante la próxima y probable crisis del euro, plagada de déficits nacionales aún mayores que antes.
Para los movimientos sociales, hay espacio de maniobra para exigir:
(re)financiación de los servicios públicos en función de las necesidades y los desafíos, empezando por los servicios de salud;
la toma de control estatal de sectores clave de la economía para guiar la transformación ecológica y la reubicación de la producción.
Es necesario ejercer presión a dos niveles: a nivel nacional, donde están anclados los servicios públicos, pero también a nivel europeo, que establece el marco general de lo que se puede gastar. De hecho, hay que evitar que cada nivel de poder culpe al otro para evitar de hacer las reformas necesarias.
En términos más generales, y a nivel europeo, debemos encontrar la manera de defender nuestras posiciones sobre una verdadera transición ecológica y social para contrarrestar el "neoliberalismo verde" que ya nos prometen las instituciones europeas.