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Francia es el país anfitrión de la próxima reunión del G7 que se celebrará en Biarritz del 24 al 26 de agosto de 2019.
Durante décadas, el G7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá) ha desempeñado el papel de dirección económica y financiera junto con el FMI, la OMC y el Banco Mundial. Hoy en día, es el espacio donde siete de las mayores potencias económicas del mundo y la Comisión Europea se unen para perpetuar un sistema que ha llevado al crecimiento de las desigualdades y a la destrucción de nuestro planeta, al tiempo que ha permitido que continúe la omnipotencia y la influencia perjudicial de las grandes empresas. Así, una gran proporción de personas se ven privadas de sus derechos y cada día se violan las promesas de la Declaración Universal de Derechos Humanos. La legitimidad de la ONU está siendo cuestionada desde todos los puntos de vista. Hay opresión y violencia en todos los rincones del mundo, mientras que las políticas de austeridad conducen a una disminución de los derechos humanos.
Mientras se ve sacudida por el movimiento de los chalecos amarillos que denuncia, entre otras cosas, el crecimiento de la desigualdad, el gobierno francés afirma que la lucha contra la desigualdad estará en el centro de su agenda del G7. Pero este aumento de la desigualdad se debe, precisamente, a las políticas neoliberales aplicadas por los países más ricos. Parece que los pirómanos quieren jugar a bomberos. Si los países del G7 quieren demostrar que estamos equivocados, tendrán que abordar realmente las políticas estructurales que se han aplicado durante décadas y que están en la raíz de las desigualdades actuales.
Estas cumbres del G7 se organizan con grandes dispendios (500 millones de dólares en 2018) y son meras manifestaciones propagandísticas. En este contexto, ¿pueden abordarse los problemas reales?
Así, nosotras, las ciudadanas y ciudadanos reunidos en colectivos, movimientos u organizaciones, tomaremos la palabra para recordarnos la urgente necesidad de implementar cambios profundos y radicales en nuestro sistema económico y social, por los derechos de todas y cada una de nosotras, y por la dignidad de nuestra Tierra restaurada. La lucha contra la desigualdad, y la urgencia de las cuestiones climáticas y sociales, no se puede afrontar con retórica. No hay tiempo para eso. Existe una necesidad urgente de que los países ricos asuman la responsabilidad de estos desafíos.
Este G7 se celebrará en el País Vasco, un país de resistencia donde hay luchas muy arraigadas guiadas por la solidaridad y la voluntad de construir un mundo más justo y deseable. Creemos que podemos, tanto en el País Vasco como en el resto del mundo, construir un futuro brillante y poner fin al intolerable crecimiento de la pobreza y la desigualdad.
Aunque el gobierno francés planea limitar sustancialmente las libertades de circulación y de manifestación, nos reuniremos para expresar la diversidad de nuestras aspiraciones, análisis y alternativas para otro mundo.
Para nosotras, el mundo del mañana requiere la defensa y la promoción de los derechos humanos, que deberían ser la primera base de cualquier política. Nuestras propuestas se refieren a este tema:
- El fin de un sistema económico y financiero basado en la explotación y la monopolización.
- Acción decidida contra el cambio climático y a favor de estilos de vida respetuosos con los ecosistemas y la biodiversidad.
- La lucha contra el patriarcado y cualquier sistema de dominación que genere desigualdad y la negación de derechos.
- La construcción de una verdadera democracia para cualquier tipo de vida comunitaria en la que todos pueden expresar sus deseos e influir en las decisiones.
- Justicia fiscal: a través de una fiscalidad progresiva, a través de una lucha real contra la evasión fiscal con la participación de todos los Estados del mundo.
- Los Estados al servicio del bien común, regulando a las multinacionales para garantizar la seguridad de los ciudadanos. derechos humanos.
- El fin de todo tipo de discriminación, una acogida digna para los migrantes y la libertad de movimiento.
- Solidaridad y paz entre las personas.
- El derecho a la autodeterminación.
- El reconocimiento real de las diferencias culturales y lingüísticas en el respeto de los derechos humanos.
- La defensa de los derechos de los campesinos que son los primeros actores de la soberanía alimentaria; acceso efectivo a una alimentación sana, sostenible, segura y equilibrada, diseñada por y para la población.
- La existencia de servicios públicos de alta calidad lo más cercanos posible a las personas, incluso en los países más pobres.
- La prohibición de los acuerdos de libre comercio que ponen en peligro los derechos sociales y la calidad de la vida de las personas. el medio ambiente.
Reunámonos, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y ciudadanas y ciudadanos en Biarritz, en agosto de 2019, para hacer oír nuestras voces y nuestras reivindicaciones.